Las lesiones foliculares
Las lesiones foliculares incluyen el adenoma folicular y el carcinoma folicular. El carcinoma papilar también deriva de las células foliculares, pero se diferencia de las otras lesiones por sus rasgos nucleares característicos.
Mientras que para algunas condiciones tales como la tiroiditis de Hashimoto y el carcinoma papilar, la aspiración con aguja fina puede ser diagnóstica, para las lesiones foliculares esta representa un procedimiento de screening. De hecho, el diagnóstico de estas lesiones no se puede realizar en la muestra citológica sola, se necesitan los criterios histológicos (tales como al invasión de la capsula o la invasión vascular). La distinción morfológica de nódulos hiperplásicos adenomatosos, carcinoma folicular bien diferenciado y variantes foliculares del carcinoma papilar es difícil, aun para los citólogos con amplia experiencia en aspiración con aguja fina de tiroides. Se han realizado intentos para aumentar el diagnóstico prequirúrgico de los nódulos tiroideos mediante el uso de instrucciones estrictas para la obtención de muestras adecuadas y la inclusión de características clínicas (tales como el sexo, tamaño del nódulo, características de la glándula a la palpación).
La aspiración con aguja fina puede ser útil en la identificación de lesiones foliculares que son sospechosas de malignidad. La arquitectura es lo que diferencia un nódulo folicular "citológicamente benigno" de uno "citológicamente sospechoso". Los carcinomas foliculares rara vez son macrofoliculares: están usualmente compuestos predominantemente de microfolículos y trabéculas o cordones de células apiñadas. La presencia de estos patrones arquitectónicos hace que el nódulo sea diagnosticado como citológicamente sospechoso. La celularidad, el tamaño de las células y la cantidad del coloide apoyan la evaluación de la muestra; es muy poco probable que las lesiones predominantemente macrofoliculares sean carcinomas.